BOSQUES NATURALES PROTECTORES
Los
bosques son ecosistemas imprescindibles para la vida. Sus principales funciones pueden agruparse en: protectivas,
reguladoras y productivas, entre las cuales destacan:
Absorción de dióxido de carbono (CO2) de la
atmósfera
En el proceso de fotosíntesis los árboles, como todas las plantas,
toman CO2 de la atmósfera y devuelven O2. En el momento actual esta función
tiene especial interés porque colabora a frenar los efectos negativos del
exceso de emisiones de CO2 de origen humano que están provocando el efecto
invernadero. Se suele decir que los bosques representa el
pulmón del mundo por este papel que cumplen en el ciclo del
carbono.
Regulación del agua
Las masas forestales
retienen el agua de lluvia. Así facilitan que se infiltre al subsuelo y se
recarguen los acuíferos. Asimismo disminuyen la erosión al reducir la velocidad
del agua y sujetar la tierra, y rebajan el riesgo de inundaciones, tanto por la
retención de agua que hacen como al impedir el arrastre de sedimentos que
aumentan el volumen de las avenidas de agua y las hacen más peligrosas.
Reservorio de gran número de especies
Los bosques
naturales ofrecen multitud de hábitats distintos por lo que en ellos se puede
encontrar una gran variedad de especies de todo tipo de seres vivos.
Acción depuradora
Distintos contaminantes de la
atmósfera y las aguas son retenidos y filtrados por los seres vivos del bosque.
Y considerando también como contaminación los ruidos y la agitación que
generamos en nuestra civilización, son también fuente de paz para el espíritu
humano y lugar de reposo para muchas personas.
Influencia en el clima
En las zonas continentales más del 50% de la
humedad del aire está ocasionada por el agua bombeada por las raíces y
transpirada por las hojas de la vegetación. Cuando se talan los bosques o
selvas de áreas extensas el clima se hace más seco.