Respuesta :

CORO
Salve ubérrima tierra, Pastaza
do se acuna tu río inmortal;
en tu seno frondoso se abraza
la querencia de un mismo ideal (bis).

I
De la cima del Ande avizora
nuestro cóndor, insignia de honor
con tus alas cobija y decora
tu llanura de hermoso verdor.

II
Del Pastaza el caudal que crepita
y refresca la selva oriental,
acogemos su nombre que agita
tu impoluta grandeza inmortal.

III
Los primeros colonos murieron
cultivando tu mar vegetal
y más grandes tus hijos surgieron
conservando el emblema moral.

IV
Nuestra frente mantiénese erguida
y sobre ella, orgulloso el pendón;
prometemos por ti nuestra vida
que es la meta de nuestra emoción.
CORO
¡Salve, Puyo, en tu marcha ferviente 
de ascensión a la gloria inmortal. 
Salve, júbilo excelso de Oriente 
luz y prez del colono oriental!

ESTROFAS
Fruto eterno de un fiel misionero, 
ya la Patria orgullosa pregona 
tus glorias, y airosa blasona, 
cual de Oriente esforzado adalid. 
Fue designio de Dios tras los Andes, 
esparcir sus destellos dé bien, 
y al fulgor de su gracia no hay quien 
no resurja en cultura y bondad.

Verde mar que surgiste en la sombra, 
con auroras de fe y esperanza, 
ya tu pecho rebosa confianza, 
gozo y paz, religión, libertad; 
y en ese amplio lejano horizonte 
que tu frente gloriosa circunda, 
se refleja la fuerza fecunda, 
del trabajo en tu diario bregar.

Bajo el sol de tus bosques caldea 
no hay simiente del mal que germine,
al compás del amor que redime, 
se desliza tu vida oriental. 
Cuando el odio procaz entre hermanos, 
quiera, audaz, pergurbar tu labor, 
no hay quien despreciando tu honor, 
se glorie de aleve traición.


En tus noches bordadas de estrellas, 
en tu luna de diáfana luz, 
se refleja el frondoso capuz 
de mil almas que adornan tu faz; 
tras una ardua labor de gigantes, 
se forjaron feliz porvenir, 
en el campo, la escuela y hogar.


Patria, brisas benignas te bañan 
desde el Rey de los Ríos del mundo, 
no pretenda el peruano iracundo 
tus derechos de nuevo usurpar; 
hervirá con ardor tus entrañas 
cuando llegue la hora feliz 
de aplastar esa dura cerviz 
que a la Patria y al mundo engañó.